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sábado, 26 de septiembre de 2009

¿Pureza Sexual? 2a Parte

¿La virginidad es para monjas? ¿Es de otro siglo? ¡No! ¡La pureza sexual es para hoy! Ahora más que nunca.

Supongamos que abrimos una cuenta bancaria con $150,000. Mientras no saques dinero generará intereses. Te doy la tarjeta y te pido que la guardes y no la utilices hasta el día en que te cases, cuando esa cuenta valga mucho más. Pero viene alguien que te ofrece en efectivo lo que vale ahora para que lo gastes como tú gustes. ¿Cambiarías la tarjeta por el efectivo? Y si yo te digo que esa tarjeta cuando la utilices valdrá $800,000, ¿la cambiarías?

Algo similar sucede con tu sexualidad y con tu virginidad. Si tú supieras lo que vale (y valdrá en tu futuro) tu virginidad, jamás harías o hubieses hecho caso al fulano o fulana que trata de venderte la absurda idea de: “te estás perdiendo lo mejor”; y te mantendrás o te hubieras mantenido virgen.

La Pureza Sexual es algo que DIOS estableció para que disfrutes de algo MARAVILLOSO que EL creó y nos dio a los seres humanos: la sexualidad. ¡Sí! Dios creó la sexualidad y estableció la virginidad como un principio para que tú puedas disfrutarla con tu esposo(a), libre de traumas, sin remordimientos, sin enfermedades, sin consecuencias inesperadas o no deseadas. ¿Cuáles son los beneficios de la virginidad y la pureza sexual?
  1. Es una enorme muestra de amor. ¿Qué tendrá más valor? Si llegara la noche de boda: “Cariño, ésta es la muestra de mi amor” y te avienta un chiclet, ¿Impresiona mucho? Pero, ¿qué tal un auto BMW: “Esto es tuyo y nadie lo ha manejado antes, es todo tuyo, todo mundo quiso echarle mano pero me costó y te lo entrego a ti, nada más”? Eso es una muestra de amor. No por ser algo fácil de dar, sino porque fue muy difícil.
  2. Por la exclusividad. Algo que digo a mi esposa y sabe que es exclusivo, tiene mucho más valor. Si tú no cuidas tu sexualidad, no tendrás la capacidad de darle eso en exclusiva. Lo que estarás dando es un chiclet y mascado. Todos anhelamos en el corazón ser el primero y el único en la vida de quien es nuestro cónyuge. Y esa exclusividad se garantiza con la virginidad.
  3. Por los celos. Valoramos más aquello que nos cuesta más. Si tú te entregas porque están muele y muele “Si me amas compruébamelo”. En lugar de valorarte más, perderás ese atractivo, ya no te apreciará igual (y según tú le diste lo mejor de ti), porque entrará un celo y un pensamiento de: “si no se aguantó conmigo, qué se va aguantar con otros(as)”.

La virginidad y ser puro sexualmente no te hace débil aunque muchos creen que sólo los débiles sexualmente no tienen sexo antes del matrimonio. El que es fuerte sexualmente es el que sabe dominar ese deseo y necesidad física. ¿Has visto a los perros? Pasa una perra y hay van 7 perros detrás. Esos no tienen nada de fuerza sexual, y existen hombres y mujeres así, se van detrás del primero que se atreviese. La fuerza consiste en decir: “No debo y no lo voy a hacer aunque puedo”.

Si aún eres virgen, disfruta de tu virginidad y entrégala a quien sea tu esposo(a). Vivirás los beneficios que DIOS dispuso; pero si por alguna razón ya no eres virgen, y entregaste (o te arrebataron) eso tan valioso con quien no debías, sí existe un remedio para quitar la pena, el remordimiento, la tristeza, la furia, la vergüenza y la decepción que sientes: Acércate a tu Creador. Jesucristo puede quitar todo esto de tu vida. Puede sanar tu herida y ayudarte a restaurar aquello que el enemigo te robó y hacer algo nuevo en tu vida. Pero de ahora en adelante, haz un compromiso, contigo mismo y con Dios, de guardar tu sexualidad para quien sea tu esposo(a) y comienza a vivir la diferencia.

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